Por Joezel Alicea
Sentirse abrumado, cansado y hasta deprimido en el ministerio puede llegar algo muy fácil, todo comienza con un corazón apasionado, con el deseo de cumplir con nuestra asignación divina, con el propósito, y el deseo de ver el cumplimiento de la vision que Dios nos ha dado y si no manejamos bien esa misma pasión, nos lleva al cansancio y la frustración hasta llegar a la depresión. Es muy fácil compararse con los ministros famosos o que parecen tener éxito, por lo que vemos en las redes (las cuales omiten o exageran lo que vemos), y aunque pareciera que el éxito les cayo del cielo, todos y cada uno de ellos han pasado por un proceso. A parte de eso no podemos comparar nuestro llamado o asignación divina con la de los ministros “famosos”.
Entonces; ¿Que podemos hacer para evitar la depresión ministerial? A continuación 10 Reglas para evitar el cansancio ministerial que nos comparte Dave Treat, fundador y Director de Innovación de Thinking Small.
"Ten cuidado con ti mismo" de acuerdo con la exhortación de Pablo a Timoteo (1 Tim. 4:16). Pablo sabia esto por experiencia propia. Muchos pastores se niegan a mirar honestamente sus vidas. Pablo entendió las heridas, el desánimo y los temores que asecharon a Timoteo y afligieron a muchos pastores. Por consiguiente, como ministros debemos hacer una evaluación honesta de nuestras fortalezas y debilidades, y brindar un cuidado sabio para nosotros mismos y nuestra familia.
Cultiva la dependencia de Dios para obtener la fuerza y el poder necesario en tu ministerio. Recuerda, tu ministerio no es tuyo, es de Dios. Él te ha llamado y el cumplirá su obra en ti. Por lo tanto, deja de intentar controlar lo que no puedes controlar y administrar lo que no tienes que administrar. Esto incluye administrar las opiniones de los demás sobre ti y sus reacciones hacia ti.
Baja tus expectativas (y las de tu congregación). Aprende a decir que no y a delegar pidiéndole a otros que hagan uso de sus dones. Bíblicamente hablando, ser pastor no es un espectáculo individual.
Entrénate a equilibrar tu vida y a mantener un buen ritmo. El ministerio no es una carrera de 50 metros; Es un maratón. Mira a largo plazo y date cuenta que a veces reducir la velocidad te hará más efectivo. Crea márgenes de tiempo para que no siempre tenga prisa. Toma descansos frecuentes. Date permiso para tomar una siesta, descansar, caminar, etc.
Separa tiempos de calidad a solas con Dios para recargar tu fuerzas espirituales. ¿Por qué? Porque tu "trabajo" requiere que estés espiritualmente en forma, y no puedes estar en buena condición espiritual cuando estas siempre en movimiento. Jesús a menudo "se retiraba a un lugar tranquilo" y efectivamente decía "no" a las “oportunidades de ministerio”. ¿No deberíamos hacer nosotros lo mismo? Una forma práctica de implementar realmente esta sugerencia es programar regularmente tus tiempos de calidad en tu calendario y tratarlos como cualquier otra cita importante. Si te solicitan para una reunión en ese momento, tu respuesta honesta debe ser: "Tengo un compromiso". Proteger estas “citas divinas" no es ser egoísta, mas bien estas ejerciendo una buena administración de tu vida ministerial y espiritual, eso aumentará tu eficacia y te protegerá del agotamiento y la depresión.
Participa en pasatiempos que no estén directamente relacionados con tu trabajo como pastor. ¡Es sumamente refrescante participar en actividades en las que no somos los responsable. Los deportes, la pesca, la carpintería, el ciclismo, ir a acampar, pasear en bote, participar de algo artístico o convertirte en coleccionista son actividades que nos ayudan a crear distracciones saludables que nos permiten recargar fuerzas. Una ventaja adicional es el uso de estas experiencias a la hora de preparar las predicas y enseñanzas.
Desarrolla sentido del humor para que puedas reírte de ti mismo y de las situaciones difíciles. La risa es un antídoto contra el cinismo y el sarcasmo.
Presta especial atención a tu dieta, ejercicio y patrones de sueño. No subestimes la importancia de mantenerte físicamente saludable y hacer ejercicio a diario.
Busca comunión íntima con pastores y otras personas con quienes pueda compartir tus cargas. Algo que veo cada vez mas en los ministros es el aislamiento y soledad. Si buscas, vas a encontrar a otros ministros en tu ciudad o pueblo que han pasado por luchas similares. Búscalos y cultiva relaciones profundas con ellos para que puedas desahogarte, compartir tus éxitos, desafíos y luchas. No aceptes la mentira de que "tienes que mantener las apariencias" y "proteger tu territorio". La protección de tu reputación a menudo se utiliza como una excusa para mantenerte apartado. Cuando desarrollas relaciones con otros ministros, te das la oportunidad de crear amistades, alianzas y oportunidades de ministerio que pueden llegar a sorprenderte.
Obtén la ayuda que necesitas. Por experiencia se que estas acostumbrado a ser el que tiene el control, asesorar, estar allí para aquellos que están sufriendo y mantener a todos los demás juntos. También sé que algunos pastores no creen en ser demasiado "introspectivos" y ven el asesoramiento como algo que "otras personas" necesitan. Aquellos que están en la profesión de ayuda tienen mayor riesgo de agotamiento. Reconocer que te estás quemando no debería requerir nada tan dramático como casi ser atropellado por un autobús. En su provocativo artículo "Muerte por ministerio", el pastor Mark Driscoll declaró que podría ser sabio y apropiado "reunirse con un consejero bíblico para conocer su propia vida y tendencias". Una de las mejores cosas que puedes hacer por tu ministerio, por ti mismo y tu familia es visitar a un consejero de confianza que pueda estar a tu disposición, brindarle información y comentarios, y ayudarte en el camino.
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